miércoles, 6 de abril de 2011

Llegaremos hasta donde se pueda llegar



Desperté mareada, pensando en el rico sueño que acababa de tener. Igual que todas las mañanas, revisé las conversaciones en el BB chat y fue cuando me di cuenta de que no lo había soñado, allí estaban todos los mensajes probando que ese arrebato de pasión no era producto de mi imaginación.

Decidí saludarlo, pero no sabía qué decirle, menos después de una plática no muy común entre un jefe y su asistente. Miles de cosas pasaron por mi mente y al final solo le di los buenos días y pregunté algo relacionado a la oficina. Su respuesta fue cortante, incluso me sentí tonta por pensar que me respondería de otra forma, hasta que llegó otro mensaje… él tenía tantas ganas de mí como yo de él.

Una ducha no fue suficiente y además el calor no colaboraba. Pasé la mañana ansiosa aunque no iba a verlo, ambos teníamos planes totalmente diferentes, él iba a tatuarse, yo tenía pensado ir al teatro con unos amigos que no me confirmaron nunca su asistencia.

Iba en el taxi para no llegar tarde a la obra, el calor me tenía ahogada y el tráfico era insoportable, empezaba a sentir migraña, pero un mensaje me alivió por completo la tensión “al carajo mis planes, te acompañaré al teatro”. Mi corazón dio un vuelco y mi respiración se agitó, iba a salir con ese hombre interesante con el que nunca cruzaba más de una hora de conversación.

Llegué puntual al lugar de encuentro, me tocó esperarlo tomando un café. La brisa jugaba con mi cabello suelto y refrescaba mi cuerpo bajo el corto vestido amarillo que decidí usar. Él tardó unos 15 minutos en llegar, vestía sencillo sin caer en lo informal, un jean azul y una camisa verde de mangas cortas. Un leve escalofrío recorrió mi espalda cuando se acercó a saludarme y me rodeó con sus varoniles brazos, sentía que me derretía como un helado en el desierto.

Yo no quería hablar mucho, se notarían mis nervios al tartamudear, solo lo escuchaba y lo miraba disimuladamente, procurando que nuestros ojos no se cruzaran. En esas dos horas, que parecieron una eternidad, solo me dediqué a pensar en una pregunta que él me hizo en la madrugada “¿esto solo se quedará en ser una fantasía?”.

Me sacó de mis pensamientos al decir “ya debe estar por terminar la obra, ¿te parece si cenamos juntos?” asentí sin duda alguna, poder disfrutar de su compañía un rato más no me molestaba en lo absoluto.

Bajamos hasta el estacionamiento y mientras caminaba delante de él sentía sus ojos clavados en mi cuerpo, pero por más que traté de no voltear terminé haciéndolo. Me encontré con su mirada por primera vez y noté un destello de perversión acompañado de una sonrisa pícara, allí mismo comencé a temblar. Caballerosamente me abrió la puerta del auto rojo, donde entré y me quedé esperando esos breves segundos que lo pondrían de nuevo a mi lado.

Eran casi las 08:00pm, el calor se había evaporado un poco y las calles estaban vacías. Durante el trayecto sentía mi piel erizada por el aire acondicionado pero no me quejé. Hablamos de algunos proyectos finalizados con éxito en la oficina y sobre los planes que teníamos a corto plazo, aunque yo no estaba interesada en tocar asuntos laborales, ya bastaba del estrés semanal. Ocasionalmente ponía su mano en mi pierna y yo suspiraba en silencio, quería que me besara pero no lo hacía, y yo tampoco me atrevía.

Cuando llegamos al restaurante nos sentíamos fuera de lugar, en realidad no era allí donde deseábamos estar, sin embargo nos quedamos por un largo rato. Cenamos, nos conocimos más, nos reímos y brindamos “por ti” dijo él, “por nosotros” dije yo y le sonreí. Después de eso se prolongó el silencio, yo pensaba “metí la pata, ya que coño” y de pronto me dijo “nos vamos, ya no aguanto un minuto más”.

No habíamos llegado al carro cuando me giró hacia él “serás para mí” me dijo, yo estaba lista para que me arrancara la ropa pero ahí no se podía. Salimos lo más rápido posible con el calor brotando de nuestras entrañas. El camino hacia el hotel se hizo corto y en fracción de segundos estábamos en esa habitación de luz tenue. Lo primero que pasó por mi mente fue la frase que le dije en la madrugada “llegaremos hasta donde se pueda llegar” y hasta ese lugar nos llevó la noche.

Me besó con intensidad mientras bajaba el cierre de mi vestido. Mis manos acariciaban su cara, no podía creerlo, estaba a punto de hacer el amor con mi jefe, el hombre que parecía siempre tan indiferente ante mi presencia. Me tomó de la cintura y dejé de sentir el piso, fue instintivo abrazarlo con mis piernas, todo sin dejar de besarlo.

Entre caricias me llevó hasta la cama, donde terminó de desnudarme. Me contemplaba casi sin parpadear, seguía besándome, ahogando mis suspiros. Todo era muy intenso, me mordía con desesperación y yo no dejaba de gemirle al oído, eso aumentaba su excitación. Ya estaba suficientemente lubricada, por esto me pudo penetrar con facilidad, sin embargo sentí un dolor placentero que me hizo gritar.

El salvajismo fue el protagonista de nuestras escenas frente al espejo y yo no le negaba nada. Ejercer el rol de sumisa me volvía loca y a él le encantaba dominarme. Amarró mis manos, sentía que iba a partir mis muñecas y aún así le pedía más. Sus dedos se enlazaban en mi cabello halándome hacia él, que me susurraba al oído “dime que eres toda mía”. Mi excitación aumentaba y entre gemidos decía “solo tuya, hago todo lo que me pidas”.

El cansancio no llegaba, el hambre sexual de ambos era insaciable. “Eres divina” repetía constantemente, “y tú eres mío” le respondía yo.

Una ola de calor entró por mis pies, sentía hormigueo en todo el cuerpo, un grito ahogado y espasmos en mi cuerpo terminaron de hacerme suya, este orgasmo me ponía su marca personal, ahora le pertenecía.

Él seguía estimulándome, y yo haciendo uso de todas mis técnicas para conseguir eso que me faltaba. Finalmente acabó para mí, frente a mi cara de pervertida.

“Mientras existiera la fantasía desearíamos cumplirla” me dijo mientras mordía mi espalda, yo voltee mi cara “te dije que llegaríamos hasta donde tendríamos que llegar, y vaya que fuimos lejos”

3 comentarios:

  1. Ese es el problema de no saber controlar las pasiones, el efcto de "bola de nieve" es impresionante.

    Muchas veces no se que es peor si evitar o probar.

    Pero cada acto por inocente que sea nos lleva a perder el control de la situacion.

    Ceder a la tentacion es peligroso....

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  2. uffff.. sudé leyendo esto!!!

    E X C E L E N T E!!!

    te felicito!

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